Seguramente parecerá un tanto extraño hablar de “acontecimientos históricos inexistentes”. Bien mirado eso no es, o no parece otra cosa, que un oximorón, un imposible, una contradicción insuperable tan absurda, quizás, como que algo pueda ser blanco y negro al mismo tiempo.
Sin embargo, es posible. Tanto como lo serían las observaciones de Galileo, por mucho que el Santo Oficio romano se empeñase en negar la mayor. Seguir leyendo